sábado, 18 de enero de 2014

LA HUELLA ECOLÓGICA (H.E.)

La Huella Ecológica (H.E.)

 Es la superficie necesaria para producir los recursos consumidos por un ciudadano medio, así como la necesaria para absorber los residuos que genera, independientemente de la localización de éstas áreas. (Es decir, es la porción de naturaleza que consume un ciudadano para satisfacer sus “necesidades” y para absorber los residuos que genera). Se produce por tanto un "déficit ecológico" cuando se consume más tierra de la que se dispone, produciendo una huella mayor. En este caso, el consumo se basa en la utilización de los recursos de otros territorios o de generaciones futuras.
La H.E. sirve para concienciarnos de que los recursos naturales no son ilimitados. Podemos calcular la H.E. de un ciudadano medio, de un pueblo, de una ciudad, de una región, de un país, y hasta del planeta entero.
Según los datos, la H.E. en Andalucía es de 4.6 ha/persona; necesitaríamos otra Andalucía para satisfacer nuestras actuales pautas de consumo, ¿de dónde sacamos esos recursos? 

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Siete acciones contra el cambio climático que los consumidores pueden hacer

 

Los consumidores pueden adoptar muchas medidas para luchar contra el cambio climático y reducir su impacto ambiental y económico

  • Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA
  • 12 de diciembre de 2011
  
 
Imagen: peter_w
La reciente Cumbre del Clima de Durban (Sudáfrica), la COP 17, ha devuelto a la actualidad mediática el cambio climático. Los países siguen sin ponerse de acuerdo para enfrentarse a este problema, que no solo afecta al medio ambiente, sino también a la economía y la salud de todos los habitantes del planeta. Los gobiernos son los máximos responsables de tomar medidas, pero no son los únicos que pueden y deben comprometerse contra el cambio climático. Los consumidores pueden aplicar en su vida cotidiana diversas acciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y, de paso, mejorar el medio ambiente.

No derrochar energía y utilizar renovables

El consumo de energía proveniente de combustibles fósiles supone la emisión de los GEI implicados en el cambio climático. El ahorro de energía sin mermar el confort se puede lograr de muchas maneras: hacer un uso razonable de la calefacción y el aire acondicionado, aislar bien la vivienda, comprar aparatos eficientes (bombillas de bajo consumo, electrodomésticos de clase A o superior), anular los electrodomésticos con stand-by y, en general, cualquier sistema eléctrico que no se utilice, utilizar contadores inteligentes para conocer en tiempo real el consumo energético, hacer uso de una empresa de servicios energéticos (ESE) para mejorar la eficiencia y reducir el consumo de energía en los edificios, etc.
El uso de energías renovables en casa evita la emisión de GEI y el gasto en combustibles fósiles
El uso de energías renovables en casa evita la emisión de GEI y el gasto en combustibles fósiles, a la vez que supone a los consumidores un ahorro de las facturas de las compañías energéticas. Las posibilidades son muy diversas: desde grandes paneles fotovoltaicos de techo a pequeños cargadores solares para cargar pilas reutilizables o el móvil, paneles solares térmicos para calentar el agua o biocombustibles para el automóvil.

Desplazarse de forma sostenible

El transporte y su consumo de energía es otro de los grandes emisores de GEI. Los consumidores pueden apostar por un modelo de movilidad más sostenible: utilizar cualquier tipo de transporte público y exigir que haya más y sea más ecológico, si se necesita el vehículo privado, elegir un modelo menos contaminante, realizar una conducción eficiente o compartir el coche y el parking.
Siempre que sea posible, se puede ir a pie o en bicicleta, ya sea privada o pública, convencional o eléctrica, incluso para ir a trabajar. Si se prefiere, se puede combinar con transporte público. También destaca la opción de no desplazarse, gracias al teletrabajo, o realizar los viajes de manera más ecológica para reducir las emisiones de GEI.

Reducir, reutilizar y reciclar

La necesidad de nuevas materias primas para crear productos y su proceso de extracción, transporte, elaboración y gasto energético genera gran cantidad de GEI. Los consumidores pueden disminuir estas emisiones con las famosas tres erres:
  • Reducir: comprar lo imprescindible, evitar los productos de usar y tirar y priorizar los reciclados y reciclables.
  • Reutilizar: aprovechar al máximo la vida útil de los productos, darles un nuevo servicio y compartir e intercambiar bienes de consumo.
  • Reciclar: recoger de forma selectiva los residuos para llevarlos a los contenedores de reciclaje correspondientes. Dos datos: por cada tonelada reciclada de envases ligeros, se evita la emisión de dos toneladas de dióxido de carbono (CO2), uno de los principales GEI, o por cada kilo de papel y cartón reciclado se evitan 900 gramos de CO2. Incluso la materia orgánica se puede reciclar, tanto para compostar en casa como para valorizar en plantas de biogás. 

Seguir una dieta baja en carbono

Los consumidores pueden seguir una alimentación que suponga la menor emisión de GEI posible. La dieta baja en carbono evita los productos que necesitan más energía o más recursos naturales, que se transportan desde lejos o que requieren un complejo envasado y empaquetado. No abusar de la carne y adquirir productos frescos, de temporada, locales, no envasados ni procesados, incluso producidos por el propio consumidor en pequeños huertos urbanos, es la base de esta dieta anti-cambio climático.
Los productos con etiquetas de huella de carbono (informan de cuánto CO2 se ha emitido desde su creación hasta su transformación en residuo) pueden ayudar a que el consumidor compare los datos y seleccione el de menor huella.

Combatir la pérdida de bosques

Los bosques actúan como "sumideros de carbono", ya que retienen el CO2. Los consumidores pueden asumir diversas acciones para reducir la deforestación y mejorar el estado de los bosques: evitar situaciones de riesgo que puedan provocar incendios, plantar árboles, comprar productos de madera o papel certificados con el sello FSC, etc.

Compensar emisiones de CO2

El Protocolo de Kyoto estableció unos objetivos para reducir la emisiones de CO2, uno de los principales causantes del cambio climático. En caso de no alcanzarlos, creó los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), un sistema para compensar las emisiones mediante la inversión en proyectos de tecnología limpia en países en desarrollo. Diversas iniciativas en Internet permiten a los consumidores calcular y compensar sus emisiones y aprender a reducirlas.

Exigir y reclamar a las instituciones y empresas

Los consumidores, con sus hábitos de compra, pueden marcar a las empresas el rumbo hacia productos con una menor incidencia en el cambio climático. Como ciudadanos, pueden exigir y reclamar a las instituciones más información y educación ambiental, la puesta en acción de políticas medioambientales contra este problema y cauces de participación social. Si no se quiere hacer de forma individual, se puede participar en alguna organización ecologista. Además de en casa, los consumidores pueden ser más ecológicos en su trabajo y exigir a sus empresas que interioricen criterios de calidad ambiental. Y como padres, pueden reclamar en los colegios que se asuman iniciativas ecológicas a través de la Agenda 21 Escolar.

Una pequeña acción de muchos es una gran acción

Se podría pensar que la acción de un consumidor poco o nada puede hacer por un problema tan grande y global como el cambio climático. Sin embargo, un pequeño gesto realizado a diario por millones de consumidores puede tener un efecto considerable. Una bombilla puede parecer insignificante, pero si todos los consumidores del mundo sustituyeran las incandescentes por bombillas de bajo consumo, la caída del uso mundial de electricidad permitiría el cierre de más de 270 centrales eléctricas de carbón de 500 megavatios (MW), según datos del Instituto norteamericano de Políticas de la Tierra.

Guía Práctica de la Energía: Consumo Eficiente y Responsable

sábado, 11 de enero de 2014

Guerra al "Stand By", guerra al Power

Guerra contra el stand-by de los electrodomésticos

14 de Octubre de 2013 | twenergyactua
La tarifa de la luz ha vuelto a subir. Por eso, cada vez hay que agudizar más el ingenio para lograr mantener a raya nuestro consumo. Hoy queremos hablaros de los stand-by de los electrodomésticos, del consumo que suponen y cómo podemos frenarlo.
Aunque es verdad que ya tenemos mucho más cuidado de no dejar luces encendidas cuando no las estamos utilizando, aún tenemos pendiente la guerra contra el stand-by de los electrodomésticos. Somos muy pocos los que nos acordamos de apagar el interruptor de la tele, la pantalla del ordenador, impresoras o equipos de sonido.
Pues bien, aunque te parezca mentira, dejar esa “lucecita roja” encendida supone mucho dinero al cabo del año. De hecho, está demostrado que en un hogar normal no apagar el stand-by supone un 10% del consumo de los electrodomésticos. Es decir, que de todo lo que consumen tus electrodomésticos, un 10% proviene del stand-by. ¿Verdad que merece la pena apagarlos?
Lo cierto es que al cabo del día utilizamos muchos electrodomésticos e ir apagando uno a uno es bastante laborioso. Por eso, te proponemos una idea que te pondrá las cosas mucho más fáciles y te ahorrará algunos euros en tu factura eléctrica.
¿Conoces las regletas con interruptor? Puedes instalar una en el salón y enchufar en ella todos los electrodomésticos que tengas en esa estancia como la televisión, el reproductor de DVD o el equipo de música. Así, antes de irte a la cama en lugar de apagar muchos aparatos sólo tendrás que apretar un botón, el de la regleta.
 Y lo mismo, puedes hacerlo en todas las habitaciones, especialmente si tienes un despacho con ordenador, impresora o fax. Como ves reducir el impacto del consumo de los electrodomésticos sobre tu factura es bastante sencillo. Desde luego, te animamos a que instales un par de regletas, ¡notarás el cambio en tu factura!

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Actuamos para reducir la emisión de Gases Efecto Invernadero (G.E.I.)